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Acemoglu, Johnson y Robinson: tres teóricos de la pobreza comparten el Nobel de Economía

Los estadounidenses recibieron el Premio Nobel de Ciencias Económicas de 2024 por sus estudios sobre cómo se forman las instituciones y afectan a la prosperidad.

Daron Acemoglu, Simon Johnson y James A.Robinson son tres teóricos de la pobreza cuyos caminos se han cruzado en diversos momentos y tienen varios trabajos que firman juntos, como “El revés de la fortuna: geografía e instituciones en la generación de la actual distribución del ingreso“, que terminó dándoles este lunes el Premio Nobel de Economía.

Acemoglu, nacido en Estambul en 1967 y de padres armenios, sostiene que la principal motivación de su trabajo es justamente la comprensión de los orígenes de la pobreza. Su carrera empezó en la London School of Economics, donde se doctoró y enseñó varios años antes de pasarse al MIT en Estados Unidos.

Simon Johnson, nacido en 1963 en Shefield (Reino Unido) es también profesor de MIT y fue entre 2007 y 2008 economista jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI).

En 2011 causó una polémica al calificar a Josef Ackermann, entonces presidente del Deutsche Bank, como el banquero más peligroso del mundo.

Durante la crisis financiera, Johnson rechazó la tesis de que la compra de vivienda por parte de personas con pocos ingresos hubiera sido el factor fundamental. Para él, el origen de la crisis estaba en la desrregulación del sector financiero.

Robinson es el único de los tres galardonados que no es profesor de MIT, sino de la Universidad de Chicago. Su primer encuentro con Acemoglu se dio en el tiempo que compartieron en la London School of Economics. Los dos publicaron juntos los libros “Orígenes económicos de la dictadura y la democracia” (2006), “Porqué fracasan los países” (2012) y “El pasillo estrecho (2019).

Por parte de Robinson ha habido un especial interés por Latinoamérica y África: ha hecho investigaciones en Botswana, Chile, Colombia y la República Democrática del Congo, entre otros países.

Una clave del trabajo de los tres galardonados -todos nacionalizados en Estados Unidos- ha sido el papel preponderante que tienen las instituciones en la generación de riqueza y equidad.

A través de esa óptica procuran explicar también las diferencias entre las naciones que, según han demostrado, dependen fundamentalmente de las instituciones existentes y no de otros factores, como la geografía o la cultura.

Ese planteamiento generó un debate entre los tres y Jeffrey Sachs que le daba preponderancia al factor geográfico para explicar las diferencias.

La importancia de las instituciones sociales

“Reducir las enormes diferencias de ingresos entre los países es uno de los mayores desafíos de nuestro tiempo. Los galardonados han demostrado la importancia de las instituciones sociales para lograrlo”, afirmó Jakob Svensson, presidente del Comité del Premio de Ciencias Económicas.

Los tres premiados, según el comité, han demostrado la importancia de las instituciones sociales para la prosperidad de las naciones y que las sociedades con un Estado de derecho frágil e instituciones que tienden a la explotación de la población no generan crecimiento ni cambios que lleven a una mejora.

Los galardonados han demostrado, indica el comité, que una de las explicaciones de las diferencias en la prosperidad de los países son las instituciones sociales que se introdujeron durante la colonización.

La creación de instituciones inclusivas ha generado riqueza mientras que las instituciones extractivas, aunque producen ganancias a corto plazo para quienes tienen el poder, no mejoran la situación general de la población.

Sin embargo, también demuestran que el cambio es posible y que se pueden formar nuevas instituciones. En algunas circunstancias, un país puede liberarse de sus instituciones heredadas para establecer la democracia y el Estado de derecho. A largo plazo, estos cambios también conducen a una reducción de la pobreza.

A partir de un análisis de la situación en la ciudad de Nogales, en la frontera entre México y EEUU, los tres economistas muestran que lo decisivo no es la geografía o la cultura sino las instituciones.

“Los habitantes del norte de la valla viven en el sistema económico de Estados Unidos, que les da mayores oportunidades de elegir su educación y profesión. También forman parte del sistema político de Estados Unidos que les otorga amplios derechos políticos”, recalca el comité.

“Al sur de la valla, los residentes no son tan afortunados. Viven en otras condiciones económicas y el sistema político limita su potencial para influir en la legislación”, enfatiza.

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